Una
de las situaciones más morbosas y voyeur que tuve durante mi adolescencia, era
masturbarme detrás de las puertecillas del balcón, mientras observaba a una de
mis vecinas, la Madre de Maribel. Era una madura morena que no estaba nada mal.
Exuberante y sensual, con su bata ceñida resaltaba su figura marcando pechos,
caderas y su contorno me excitaba. Tenía un culo respingón y unas pantorrillas
firmes y bonitas que me volvían loco.
Un
día ella volvía cargada de la compra y yo justo estaba a punto de entrar a
casa, cuando me pide amablemente que le ayude a subir la compra. Una vez arriba
me da las gracias acariciándome y me susurra al oído…”espera, guapo, que te lo
voy a agradecer como se merece”. Entonces me baja la bragueta y empieza a chupar
mi polla con una melosidad descomunal. Mientras me la chupaba nos desnudábamos
y se me ponía la polla dura como una piedra. La tumbe en la cama y empecé a
comérmela a besos y lametones hasta llegar a su carnoso y rico coño,
comiéndomelo con gusto mientras me masturbaba.
Excitada
como una gata en celo, me dice “métemela ya, cabrón”, y se la metí con todas
mis ganas excitado con sus gemidos. Después a cuatro patas era una delicia ver
su redondo y blanco culo y le metía el dedo por el culo y le tiraba saliva
mientras la follaba hasta que ella me pide más..."métemela por atrás, por
atrás". Ummm, menuda cosa a dicho…uufff…y lubrico su ano con mi dedo
pulgar con más saliva y lo voy abriendo poquito a poco, para acabar metiéndole
mi polla por su hermoso culo, lenta y suavemente…mmm…ella se volvía loca. Pero
cuando más gimió de placer, fue cuando mi leche caliente chorreo en sus
hermosos y blancos glúteos.
"Escrito creado en mi primer blog del 2004"
La tienes amiga en el Twitter
ResponElimina